La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.
Proverbios 15:4 NVI
¿Quién no ha escuchado palabras negativas?, ¿quién no fue victima de alguna burla?, ¿quién no fue acosado en algún momento por las bromas de los amigos en el colegio o universidad?, creo que la gran mayoría de personas, hemos vivido momentos como estos, aun en nuestros propios hogares, hemos escuchado palabras de desprecio, recuerdo que yo tuve a una persona en mi familia, que cada vez que tenia la oportunidad de verme me decía palabras que dolían, palabras muy fuertes para un niño, tales como fracasado, no eres parte de la familia, etc. Gracias a Dios ya desde hace mas de 27 años no tengo contacto con ella, pero fue algo que en su momento marco mi vida y es que las palabras que escuchamos tienen poder, hasta para cambiar o acabar con una vida, no porque les demos demasiada importancia, sino porque nuestro cerebro las registra y las hace parte de nosotros, seria bastante extenso y complejo explicar o detallar como trabajan esas palabras, pero lo que es innegable, es que cada palabra que escuchamos tiene el poder de construir o destruir, por eso es que debemos de ser bastantes selectivos a quien le prestamos atención, hay cosas con las que luchamos el día de hoy, porque alguien en el pasado hizo declaraciones sobre nosotros, y hay cosas que hemos alcanzado, porque alguien hizo buenas y positivas declaraciones sobre nosotros, por eso es que en una iglesia, solo debe de haber palabra de edificación, palabras que confronten a las personas a ser su mejor versión, palabras practicas para la vida diaria y ponerle un alto a las palabras de juicio y culpa, que muchas veces damos a nuestros hermanos que han cometido una equivocación, hace algunas semanas hable con una persona que estaba totalmente destruido por las palabras que decían sus familiares sobre su vida, había cerrado tanto su corazón a escuchar otros tipo de palabras, que me costo poder hablar con esta persona, recuerdo que lo primero que le dije fue “lo importante eres tú, lo que ha pasado o no, es lo de menos”, fue impresionante como esa persona bajo el muro que había construido, fueron palabras precisas en un momento difícil, cuantas veces te has encontrado en una situación parecida, donde todo mundo te acusa o te culpa, pero nadie te escucha y habla de lo importante que tú eres, esta persona tuvo una conversación conmigo ese día, de amistad, de lo importante que era, con o sin sus pecados, hasta el punto de anhelar de nuevo la salvación que solo Jesús puede dar, creo que esta persona se encontraba como el rey David, pidiendo que le devolvieran el gozo de la salvación, en resumen esta persona estaba mal, por un error que había cometido, pero el 90% de su frustración y agobio eran las palabras que escuchaba de su familia, creo que todos nos hemos sentido así, talvez no de nuestras familias, pero si de personas que considerábamos nuestros amigos, por eso es que debemos de modificar nuestro lenguaje, quitar de nuestro vocabulario, las palabras de acusación, de dolor, de pecado y comenzar a hablar de bendición, de amor y comprensión, por eso en nuevos comienzos peleamos tanto contra la religiosidad, porque ha hecho ya, demasiado daño a la vida de las personas, la iglesia debe ser un lugar para edificar, no para destruir al pecador, hoy leemos en las redes sociales a los defensores del evangelio, que la gente se va ir al infierno, que Dios no ama al pecador, que si fallaste tienes que perder todo y Dios debe de tratar contigo hasta que toques fondo, me niego a pensar así, yo conozco a un Dios que todos los días nos recuerda de su misericordia, yo creo que Dios aborrece el pecado, pero siempre ve un alma que el creo y por la cual mando a morir a su hijo, para rescatarla, creo que el cristiano puede equivocarse, pero si tiene el arrepentimiento genuino puede restaurarse, no criticarse y abandonarse, eso solo lo hace la religiosidad o las personas que están mas enfocadas en su título eclesiástico, que en la vida de las personas, así que hoy no se qué palabras estas escuchando o estas diciendo, pero recuerda palabras van, palabras vienen, mas la palabra de Dios siempre permanecerá y esas palabra es fuente de vida, perdón y restauración.
Reflexionemos, ¿hay aun alguna palabra que pese en ti? ¿Estas luchando por quitar palabras que alguien dijo de ti?, si es así, ora y pídele a Dios que toda esa palabra que un día se declaro sobre ti sea quitada y que la única palabra que tendrá efecto sobre ti a partir de hoy, será la de Él.