Por lo demás, les pido que no me causen más sufrimientos, porque tengo cicatrices en mi cuerpo que muestran que pertenezco a Jesús. Gálatas 6:17 PDT
No se ustedes, pero para mi no hay nada mas fascinante, que escuchar narraciones de las personas que han vivido determinada situación, por ejemplo un soldado contando como es vivir en las barracas, en que guerra estuvo, como fue su entrenamiento, a un escritor de libros escucharlo contar como se inspiro a escribir, en que momento sabía que podía escribir un libro, no digamos una madre con sus hijos, todas las anécdotas que tienen, soy testigo fiel de ello a mi madre le encanta contar todo lo que hacía de niño para entretener a los demás y avergonzarme a mí, creo que las experiencias que hemos tenido en nuestras vidas, nos marcan, nos hacen las personas que somos, trazan el rumbo de nuestro carácter y de nuestros sentimientos, Pablo lo sabia perfectamente, sabia que los sufrimientos causados, eran cicatrices que marcaban todo su cuerpo, me imagino como seria ver todas las cicatrices de los latigazos que recibió, las marcas que le quedaron después de que fuera dado por muerto cuando lo lapidaron, pero Pablo en lugar de esconderlas o avergonzarse, se sentía orgulloso, porque todas esas cicatrices mostraban que pertenecían a Jesús, es mas daban testimonio, que aun en la dificultad que representaba la herida, su fe permanecía fiel al que lo llamo, cuantas cicatrices tienes a causa de Dios, no hablo solo de las físicas, sino que en tu corazón, cuando decidiste perdonar una traición que te hirió en lo más profundo de tu corazón, cuando hablaron a tus espaldas solo para después burlarse de lo que tus amigos creían era cierto, cuando al entrar por primera vez a la iglesia alguien te vio de los pies a la cabeza solo para hacerte sentir mal, cuando desde el púlpito el predicador lanzo la piedra en forma de palabra, que nadie se atrevió a lanzarle a la mujer descubierta en adulterio, será posible que esas ya no sean heridas, sino que cicatrices, será que hemos superado el dolor y la traición que nos provocó y por fin podemos decir que ya no nos lastima más, Pablo tenia cicatrices innumerables, pero todas cerradas y sanadas, solo habían marcas y recuerdos, ya no heridas que provocaban dolor, por eso tenia esa capacidad de decir son testimonio de que pertenezco a Jesús, cuando tu tienes cicatrices no debes ocultarlas, debes mostrarlas feliz de que dan testimonio de que eres seguidor de Jesucristo, que pusiste en practica el poner la otra mejilla, que aunque para los demás es absurdo perdonar, para ti no lo es, que aun cuando tus cercanos te pregunten ¿cómo puedes volver a confiar?, tu simplemente digas es mi prójimo y debo de hacer lo que Jesús me mando a hacer, esas cicatrices son medallas de una Fe herida, que ha sido sanada y fortalecida a través del dolor, porque déjame dejártelo en claro “Dios también puede operar a través del dolor en nuestra fe”, por allí podrás encontrarte a uno que otro religioso, que te dirá que esto no es cierto, pero te recomiendo que estudies la vida de Pablo, para que veas que no miento o la de Job, a veces pensamos que con Dios todo será perfecto según nuestros planes y la verdad que es perfecto pero según la voluntad de Dios, que muchas veces tiene poco o nada que ver con nuestra voluntad, un religioso no podría imaginar que la voluntad de Dios para Pablo, era que estuviera en la cárcel, pero así fue y esa se convirtió en su última cicatriz, no estoy diciéndote que te falta por sufrir, pero si es así, oro para que Dios te de la fuerza para que el dolor y la herida tu la puedas transformar en el perdón y una cicatriz que contara que tu le perteneces a Jesús y que no importa cuantas sean las que falten, todas te harán recordar que tu vida, es de Él.