'Pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que nunca hemos pecado es como decir que Dios es un mentiroso y eso indica que no hemos aceptado realmente su enseñanza.' 1 Juan 1:9-10 PDT
Una de las cosas que mas nos cuesta a las personas es aceptar nuestros errores, siempre estamos viendo los errores de los demás y ni siquiera tratamos de justificarlos, siempre estamos tratando de señalar a los demás, pero cuando se trata de nosotros le damos mil vueltas al asunto, antes de aceptar que nos equivocamos o que hemos pecado, comenzamos a buscarle todas las excusas al caso, con tal de no decir esa frase “me equivoque, he pecado”, sabes es por eso que las personas que no son creyentes les cuesta tanto llegar a las iglesias, porque piensan que todos somos así, cuando talvez solo sean algunos o talvez la mayoría, hemos olvidado que recibir adecuadamente a las personas en la iglesia poco tiene que ver con el saludarlos, el darles una bienvenida o tener un templo reluciente, claro es bueno hacerlo, pero no es lo mas importante, lo mejor para recibir adecuadamente a las personas que están tratando de cambiar sus vidas, es siendo totalmente honestos, personalmente no creo en la disciplina, porque he visto como esto pierde a las personas totalmente del propósito, porque estamos siempre dispuesto a aplicarla cuando no se trata de nosotros, ni de los nuestros o en otras palabras de nuestra familia, pero si se trata de ellos entonces no la aplicamos y en el mejor de los casos la aplicamos pero no con tanta severidad como lo haríamos con alguien afuera de nuestra familia, aceptémoslo así es, por supuesto no tendríamos que llegar a esto, si no pusiéramos tanto énfasis a la disciplina y pusiéramos más al arrepentimiento, pero es allí donde fallamos, ya nadie habla de lo que es genuinamente el arrepentimiento y como lo decía hace algunos días hemos cambiado la santidad por la frase “Dios entiende”, se que posiblemente pienses que no hay mucha esperanza en que esta tendencia cambie, menos en esta época, pero créeme cambiara si nosotros ponemos el ejemplo, no somos perfectos y no lo pretendemos serlo, pero eso no debe servir de excusa, debe de servir como una oportunidad al arrepentimiento, de nada sirve que yo señale, si no soy perfecto, de nada sirve que yo señale, si en el corazón de la otra persona no hay arrepentimiento y menos, si en mi corazón no hay arrepentimiento, por eso es que somos tan inefectivos, por eso es que lastimamos demasiado, porque cuando estamos bien o en nuestro punto máximo de santidad, parecemos jueces, pero cuando hemos cometido un error parece que no tenemos la humildad para aceptar que no estamos bien, hoy de corazón le pido a Dios que siempre nos permita ver corazones arrepentidos, que siempre nos permita tender la mano antes de señalar, pero sobre todo que dejemos de debatirnos entre quien es el juez de sus hermanos, debemos ser unidos, pero no solo cuando nos conviene, sino en toda oportunidad, por eso es que siempre he dicho que los títulos separan, que los títulos muchas veces solo borran los puentes con las personas, no necesitas que alguien te llame pastor, apóstol, profeta, etc y todos los títulos que podamos inventar, para que lo seas, mejor es que reconozca a un pastor que esta con ellos y que busca como llevarlos a ese arrepentimiento genuino y tan escaso, no a alguien con aura de perfecto y de casi ángel, mejor alguien tan humano como ellos, alguien que tiene la humildad suficiente de ser el primero en reconocer cuando se ha equivocado, que distintos seriamos hoy en día si esto sucediera, así que seamos de los que se arrepienten y no de los que buscan excusa.
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