Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
Jeremías 18:4 LBLA
Creo que todos en algún momento hemos oído el grito de nuestra madre cuando por alguna circunstancia hemos quebrado un vaso, peor aun si es el favorito de ella, hasta el día de hoy no entiendo esa relación que tienen las madres con sus vasos, a veces simplemente pareciera que les estas quitado un poco de su vida, pero esa ilustración dio paso al devocional de hoy, creo que lo mas dramático, es que al romper un vaso ya no hay arreglo, si podemos salir y comprar otros de características similares, pero nunca será el mismo vaso, ese se rompió y así quedara para siempre, creo que en nuestro cerebro se instauro algo con estas experiencias, porque muchas veces tendemos a creer que cuando algo se rompió, no puede volver a su estado natural y eso es una increíble equivocación, al principio de la historia Adán y Eva, rompieron la relación de la humanidad con Dios, por siglos esa restauración no pudo ser completada, parecía que un vaso se había roto, que no había marcha atrás, pero Dios es experto en restaurar lo que se quebró y es allí donde entra Jesús nuestro salvador, el fue el instrumento que uso Dios para volver a restaurar la relación de Él con los hombres, Jesús fue el precio que se pago por esa restauración, claro el valor fue muy alto, su propio hijo, fue sacrificado en una cruz con tal de dejar todo según el plan que Dios tenia para con la humanidad, por eso te decía Dios es experto en reparar y hacer nuevo lo que se ha roto, como personas muchas veces hemos roto nuestra relación con Dios por medio del pecado, de nuestra falta de comunión, por alejarnos de Él, y por eso pensamos que es mejor no volverlo a intentar, pensamos que no vale la pena, que Dios ya se canso de nosotros, porque cada vez que nos da una oportunidad la desperdiciamos haciendo otra vez lo que a Él no le agrada, no crees que en esos momentos nos estamos viendo como ese vaso roto, que no se puede reconstruir, que no se puede restaurar, a veces hasta nosotros los llamados a ayudar a las personas, somos jueces de ellos, haciéndoles ver que son vasos rotos, pero para Dios no es así, Jesús no vino a morir por personas perfectas porque tales no existen, todos constantemente pecamos, que no tengamos todos el valor de admitirlo es diferente, pero todos en algún momento rompemos con Dios en mayor o menor medida y por eso nos descartamos, no aceptamos que Dios puede usarnos, que Dios puede restaurarnos, que puede perdonar nuestros pecados, a lo largo de los años, si algo he aprendido es que Dios jamás nos ve como vasos rotos, nos ve como vasijas de barro que en algún momento se quebraron, pero basta con volver a las manos del maestro, para que nos haga nuevos, como si nada hubiera pasado, se que es difícil aceptar esto, porque la religiosidad nos ha enseñad que así no es, pero hoy te hablo desde mi experiencia personal, Dios siempre esta buscando restaurar a aquellos que parece han sido rotos, que dices dejas que el maestro vuelva a moldearte con sus manos.