Pero, señor objetó Gedeón, ¿Cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia. El Señor respondió: Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.
Jueces 6:15-16 NVI
Uno de los temas recurrentes entre los cristianos es el valor, no la valentía, sino el valor que nos asignamos como personas, siempre que Dios usa a alguien, tendemos a ver a ese alguien como inalcanzable, comenzamos a estructurar dentro de nuestros pensamientos una escala de valor y regularmente si somos sinceros la gran mayoría se asigna en el nivel mas bajo de la escala que acabamos de crear, creemos que Dios puede utilizar a todos, pero menos a nosotros, nos negamos a creer que Dios puede tomar a personas como nosotros y nos auto descartamos de la gracia, nos auto descalificamos, nos fijamos primeramente en nuestros errores, en nuestra apariencia, en nuestra capacidad financiera, en nuestra personalidad, etc. Cualquier cosa, antes de asignarnos un verdadero valor, claro la culpa no es solo nuestra, sino que a lo largo de la historia de la iglesia, se ha dado una idea de monarquía, ya que regularmente el pastor principal solo tiene ojos para nombrar a sus hijos como los sucesores al pastorado, automáticamente descartando a cualquier persona que pueda asistir a esa iglesia con un llamado pastoral, este es un gran problema actual en las iglesias, que solo acentúan la problemática del valor, hoy vemos a personas que han sido trabajados desde su infancia en su imagen, para algún día ser nombrados pastores, vemos personas que parecen modelos siendo los llamados e invitados a las plataformas para predicar, es muy poca la oportunidad que existe en el medio cristiano para que tomen en serio a una persona que tiene un llamado establecido, se logra hasta que se ha hecho un recorrido de años y copiando el “éxito” establecido en la “élite cristiana”, por eso, cuando Dios le envía una palabra a un joven de que lo va a utilizar, esa palabra regularmente muere porque el joven tiene la tendencia a fijarse en todo, en ver que el circulo de la “élite cristiana” es muy cerrado y esa es el primer error en el que caemos, no se trata de que formes parte de la “élite cristiana”, se trata de que Dios te esta llamando, talvez a hablarle a 15 o 20 personas a las cuales por medio tu testimonio y tu comunión con Dios van a ser inspirados a seguirlo y serles fiel, el “éxito” cristiano de hoy en día dista mucho del bíblico, Jesús tuvo a sus discípulos pero nunca busco multitudes, no te confundas las multitud no es sinónimo de éxito, el tamaño de la iglesia no es sinónimo de éxito, el tener dinero no es sinónimo de éxito, el éxito es cuando tu escuchas la voz de Dios y vives para realizar, lo que Él te envió a ser, pero al ver lo abrumante que puede ser la sociedad, es cuando comprendemos porque nos cuesta tanto creer que Dios puede utilizarnos y porque nuestro valor es tan escaso, según nuestros criterios, tenemos nuestras redes sociales y en lugar de que cada día tengamos más seguidores, es el contrario perdemos, cuando nos toca predicar no llega nadie o una critica no constructiva nos marca algo como “no se porque me aburrí tanto en tu predica”, es interesante pero nuestro valor esta condicionado a lo que las personas piensan de nosotros y esa es nuestra equivocación más grande, sabes el único que puede asignarte un valor es Dios, porque fue quien te hizo y quien te envió a la tierra con un propósito, no pienses que Dios mide a sus hijos por sus seguidores en las redes sociales, o por lo que pueden comprar, o por la iglesia que según ellos construyeron, o por sus invitaciones a predicar, o por lo bien parecido que seas, no se trata de eso, Dios mide a sus hijos por su obediencia y por el cumplimiento del propósito de Él en nuestras vidas, así que la próxima vez que pienses que no tienes valor recuerda, la opinión tuya y la de los demás no cuenta, la única opinión que cuenta es la de Dios quien es el único experto para asignarle valor a las personas y no la sociedad.