Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve Salmo 51:6-7 NVI
Cuando te duchas (espero que sea siempre), tu enciendes la regadera para mojarte el pelo y cuerpo, luego tomas el jabón y te enjabonas adecuadamente haciendo el esfuerzo de que no quede ninguna área sin limpiarse, terminas de bañarte, te secas adecuadamente, te pones crema hidratante si la necesitas, te perfumas y sales ya como nuevo, pareciera que todo esta limpio, pero realmente hay áreas de tu cuerpo que necesitan mas que una ducha para estar limpias, es allí donde entra el uso del hisopo, son áreas que son de difícil acceso, como los oídos, la nariz, esas áreas donde el agua no entra cuando nos bañamos, claro que tratamos de limpiarlas, pero lo hacemos de manera superficial, para hacerlo adecuadamente se utiliza el hisopo, porque te recuerdo esto, porque al leer del versículo del día de hoy, hay una palabra clave que dice el salmista, purifícame con hisopo, claro no se refiere a lo que nosotros conocemos como hisopo, pero es un equivalente, el hisopo al que hace referencia el salmista es al que se usaba para la purificación del leproso, por lo mismo el salmista se está comparando a un leproso, porque nuestro pecado es así, es una lepra que si no se atiende se riega por todos lados, por lo mismo si hoy hay una parte llena de pecado de nosotros y pensamos que por ser algo pequeñito, algo que los demás no notan, vamos a pasarlo por alto, tal como pasamos por alto la higiene de nuestro oído o de nuestra nariz, talvez tu no lo hace, pero la gran mayoría si lo hace, el problema es que si no se limpia adecuadamente el oído se tapa a causa del cerumen acumulado, provocando sordera, pues muy similar es el pecado en nosotros, si no lo limpiamos llegar el tiempo que nos pasara factura, pensamos que ahorita podemos vivir con ese pecadito, pero en realidad lo único que estamos haciendo es abriendo una brecha hacia un pecado mayor, claro no nos damos cuenta porque caemos en una sordera espiritual, de pronto no escuchamos ya la palabra de Dios, sabemos que el pecado ha comenzado a crecer, pero seguimos negociando que no es para tanto, seguimos acumulando pecados pequeñitos que nadie nota, como podría ser una mentira, un chisme, el no devolver el vuelto de nuestro padres, el agarrar algo que no te pertenecía en el aula, etc, esos pecados que pensamos no llevan a la condenación, por favor no me salgas con que se escucha muy religioso lo que te estoy escribiendo, no es así, si algo hemos tratado de enseñar en nuevos comienzos es que no hay tamaños de pecados, el pecado es pecado, por eso es que el salmista reconociendo sus fallas, sabe que si no es limpio, terminara como el leproso totalmente contaminado a causa de un pecado que no se trato a tiempo, por lo mismo inicia diciendo yo sé que tu amas las verdad en lo secreto, como cristianos deberíamos de aprender de este pasaje que Dios ama que seamos honestos con Él, no con las personas, a las cuales tu puedes engañar aparentando que todo esta bien, pero al único que no podrás engañar es a Dios, por lo que es muy recomendable que te tomes el tiempo, para limpiar esas áreas profundas que no están a la vista de los demás, esas en las que aparentas estar bien, pídele ayuda a Dios, estoy seguro que nos limpiara con hisopo, para que podamos vivir en santidad.
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