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AMANDO LA PALABRA




Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación 1 Pedro 2:2 

Tuve la bendición de nacer en un hogar cristiano, desde que tengo uso de razón siempre nos congregábamos en alguna iglesia, durante mi niñez estuve en una iglesia, pero luego nuestra familia decidió cambiarse a una nueva iglesia que estaba naciendo, por lo que parte de mi niñez y adolescencia la pase en esta nueva iglesia, me reservo los nombres por razones obvias, estuve formando parte activa y a los 13 años abandone la religión y volví a los 25 años hasta la fecha, porque hago esta introducción porque durante un periodo de 12 años no estuve en la religión pero cambio sustancialmente, cuando volví poco tenia que ver con aquella iglesia en la que había sido criado y enseñado, tu pensaras claro eras solo un niño, la verdad es que no, por supuesto los domingos solo podía estar en escuela dominical, pero durante la semana y sábados, me quedaba en los servicios normales, hacia vigilia con los diáconos, iba a los servicios de liderazgo, todo por acompañar a mi tía siempre, pero Dios definitivamente tenía un propósito mayor y era que aprendiera sobre la biblia, sobre como se manejaba la iglesia etc, entonces tengo dos puntos de vista bastante encontrados, la iglesia de hace 30 años y la iglesia actual, talvez por eso pienso de esta manera y espero con este devocional, no ofenderte sino darte una mayor claridad sobre lo que este pasaje dice y encierra, según recuerdo yo a la iglesia hace 30 años, no se asistía para que oraran por uno, no se asistía por los problemas que uno podía tener, se asistía porque era el día que se dedicaba a Dios y por supuesto por ir a aprender la palabra de Él, no se trataba de disputar un liderazgo, ni de quien tenia un titulo mayor, sino que simplemente se buscaba el honor de servirle a los hermanos de la iglesia, no se buscaba recolectar fondos, levantar siembras, ofrendas adicionales, etc. sino que uno sentía y así era el día de asistir a la iglesia era un evento único y por lo tanto debíamos estar a la altura, todos íbamos con nuestra biblia, no como señal de religiosidad, sino como una necesidad de tener las herramientas necesarias para aprender, se anhelaba fervientemente la palabra de Dios, no la de los hombres, no se vivía bajo la emoción de un nuevo evento o sobre la sombra alargada de un gran líder y eso que en ese momento me encontraba perteneciendo a una de las iglesias mas grandes de Guatemala, pero hoy en día la iglesia ha cambiado muchísimo, no hablo de la evolución para adaptarse a este tiempo, sino la participación de los creyentes, hoy pareciera que en lugar de anhelar aprender del mensaje, se anhela una palabra profética, los únicos días en los que se ve una emoción desbordante por asistir, es cuando hay un invitado y a pesar de la cuarentena seguimos haciéndolo, cuando transmite el pastor de una iglesia las vistas del en vivo son el promedio, pero si anuncia el pastor que alguien de renombre estará en la próxima transmisión, esas vistas se disparan, creo que hemos renunciado a la palabra de Dios, ya no la anhelamos como se hacía hace 30 años, hoy anhelamos que alguien mas la estudie, la aprenda y que ya solo nos de los tips de la misma, como si se tratara de una comida procesada, prueba de eso es que ya no buscamos a Dios por ser Dios, sino por lo que nos pueda ofrecer, debemos de despertar, debemos de volver a tomar lo bueno que tenía la iglesia hace 30 años, no te estoy diciendo que lleves una biblia bajo el brazo, pero ten la app de la biblia en tu smartphone y estudiala, léela, nunca una generación había tenido tal facilidad, tener todas las versiones en un mismo dispositivo, enamórate de nuevo de la palabra de Dios y menos de las palabras de los hombres, tu base debe estar cimentada en la biblia y no en los eventos que puedan haber o hacer en tu iglesia, regresemos a ser como niños recién nacidos que desean la leche pura de la palabra de Dios, solo con la cual creceremos y dejaremos de ser tan dependientes de nuestras necesidades.

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