Ir al contenido principal

LA MÚSICA QUE ESCUCHAMOS

Cantad a Jehová con alabanza, Cantad con arpa a nuestro Dios.
Salmo 147:7

Una de las industrias mas rentables de siempre ha sido la música, es impresionante lo que todos nosotros gastamos en música, antes tu podías o no comprar un cd, hoy pagas mensualmente un servicio o dos y alguno que otro loco hasta tres por tener música, creo que somos seres musicales, tarde o temprano nos vemos atraídos hacia la música, yo comencé a los 10 u 11 años, ahora una generación después, lo puedo ver con mi hijo tiene 10 y es todo un seguidor de la música, hoy pide audífonos o cosas que tienen que ver con música, por eso te digo pienso que somos seres musicales, creo que por eso David escribió tantos salmos sobre la alabanza, es más cada día que escribo el devocional, siempre tengo de fondo una canción, preferiblemente una de Upper Room, que si aún no los has escuchado te los recomiendo, por supuesto creo que tú en algún momento has sido atrapado por horas y horas de música, pero cubrir esta necesidad nos hace blanco fácil del enemigo, el problema no es la música, sino nuestro filtro de lo que escuchamos, somos rítmicos, por lo que muchas veces la música que nos agrada, es la que tiene un buen ritmo, pero sus letras dejan mucho que desear y es allí donde está la trampa, dice la palabra de Dios: “que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo” Romanos 10:17 NVI, y es allí donde nos encontramos en problemas, porque muchas veces lo que oímos es otro mensaje, que no tiene nada que ver con Dios, la música hoy se ha convertido en un negocio y dejo de ser un mensaje, por eso es que tienen tanto éxito, las canciones repetitivas, que la estrofa es bastante pegadiza, aunque no digan nada y lo más preocupante es que esto mismo nos está sucediendo con la música cristiana, recuerdo que antes uno escucha música que lo hacia pensar en Dios, escuchabas una y otra vez las canciones, pero al final sentías esa necesidad de buscar mas de Dios, hoy en día la misma música cristiana no te deja esa necesidad, puedes pasar horas y horas escuchándola, pero te deja tan vacío espiritualmente hablando, es que desde que los cantantes cristianos descubrieron, el negocio que representaba la música, todos quieren grabar discos, otros hacer conciertos y otros solo ser famosos para estar viajando, para llenarse de seguidores en sus redes sociales, para marcar tendencia, no existe en ellos un filtro que les diga si la música esta ayudando a sus seguidores a conectarse con Dios, eso ya no interesa, no estoy diciendo que el 100% de cantantes cristianos sean así, pero si la gran mayoría, por lo menos un día a la semana me pongo a escuchar nueva música cristiana, pero cada vez me decepciono más, es impresionante pero ya no me conduce a Dios esa música, sino al quererme mover, a bailar, a pasarla bien, pero nada de edificación, es pecado escuchar ese tipo de música aun cuando llevan el rotulo de “música cristiana” definitivamente no, pero no te van a conducir a Dios, eso si te lo puedo asegurar, Pablo lo especifico de la mejor manera posible “todo me es lícito, mas no todo conviene, todo me es lícito, mas no todo edifica” ese debería de ser el filtro, la música nos es lícita, pues en el sentido mas amplio definitivamente nos es lícita, pero ¿nos conviene, nos edifica?, esa es la pregunta, hoy no vengo a decirte que esta bien o que esta mal, pero mi esperanza es que este devocional ponga en ti esas preguntas, ¿Te edifica? ¿Te conviene?, creo que necesitamos ser mas adoradores, que seguidores de músicos, creo que somos seres musicales porque fuimos hechos para alabar y exaltar su nombre, no solo a través de nuestros actos sino con la música que cantamos, cada vez que escuchas a un cantante cristiano, le das la gloria y honra a Dios, o se la estás dando al músico. 

Reflexionemos, porque escuchamos música, para quien la escuchamos, le damos la gloria y honra a Dios a través de lo que cantamos, que tu oración hoy sea un anhelo porque la música sea un canal que te acerque a Dios y no para que te alejes.