Ustedes no habrían condenado a gente inocente si supieran el significado de lo que dice en las Escrituras: “Yo no quiero sacrificios, sino que ustedes tengan compasión”
Mateo 12:7 PDT
Hoy me desperté pensando en que tipo de devocional debía escribir, fue mi esposa el instrumento que Dios utilizo, para saber de qué debía hablar, ya que ella me compartió este versículo, nuestra iglesia se llama “Nuevos Comienzos” un nombre que Dios inspiro y fue porque creemos que nuestro llamado es restaurar a las personas, aceptar a todo aquel que fue señalado, criticado y hasta sacado de una iglesia y restaurarlo, ver mas allá del pecado cometido, ver realmente a la persona que necesita ser escuchada, amada, perdonada, guía y restaurada hacia una vida con Jesús, ese es nuestro verdadero llamado, aunque a lo largo de ese proceso seamos señalados, criticados y hasta odiados, como se lo compartí a la iglesia este domingo, nosotros no podemos hacer nada para evitar que las personas nos odien, critiquen, inventen chismes, lastimen, pero lo que si podemos hacer, es no dejar que esa crítica, odio y chismes entren en nosotros para contaminar nuestro corazón, no importa si la persona tiene esos sentimientos hacia nosotros, lo verdaderamente importante, es que nosotros no tengamos esos sentimientos hacia ellos, eso nos permite tener nuestro corazón sano en todo momento, dejar que el Espíritu Santo obre en nuestras vidas realmente, pero como se lo dije a mi esposa hoy en la madrugada, en que momento como iglesia o religión organizada, nos comenzamos a sentir jueces y verdugos, disfrazamos la disciplina con el manto de obediencia o estar sujetos, es como si mi hijo hoy se quebrara el brazo y lo primero que haría con él, es golpearlo, insultarlo, castigarlo y encerrarlo en su cuarto y un mes o meses después lo lleve al doctor para que sea curado, te aseguro que perdería el brazo, gritaría todo el día del dolor que tiene, pero como “buen padre” yo lo tengo que corregir, perdón pero no puedo ser un padre de esa manera, lo primero que hago al verlo lastimado y sufriendo, no importando si tuvo o no la culpa, es llevarlo al doctor, que le curen el brazo, lo operen o le pongan yeso, cuando lleguemos a casa dejarlo descansar y con los días ya recuperado, hablar con el y enseñarle la consecuencia de su error y volverlo a amar, eso hace un padre, hoy nosotros como autoridades estamos equivocando el camino, creemos que ser “buenos padres espirituales” es disciplinar, regañar, lastimar, cuando en realidad el pecador lo que necesita es ser amado, perdonado y seguir sintiéndose amado, no se trata de obviar el error que cometieron, se trata de ayudarlo a arreglar ese error con el único que merece explicación y ese no es otro que nuestro Señor, ¿cuándo nos dieron permiso para ser jueces y verdugos?, acaso tu moriste por sus pecados, acaso son tuyos, nadie de nosotros es perfecto, todos cometemos errores, todos los días y eso nos hace adeptos de la Gracia de Dios, entonces dejemos que nuestros hermanos también sean aptos de la Gracia de Dios y no los convirtamos en blanco de nuestro enojo, ira o critica, como iglesia estamos llamados a restaurar, no seamos unos fariseos modernos, recuerda amar, perdonar y volver amar, esa es la parte que nos corresponde, sino lo comprendemos nos encontraremos en un juicio, enfrentando al abogado de ese pecador y por si lo olvidaste ese abogado es Jesucristo, el mismo que tiene las cicatrices de la cruz, porque el también murió por tus pecados, al igual que lo hizo por los de tu hermano.
Reflexionemos, ¿somos fariseos modernos? ¿Somos jueces y verdugos? ¿amamos, perdonamos y amamos de nuevo? Que tu oración hoy sea, ser alguien que vive bajo la Gracia y esta dispuesto a dejar que los demás también vivan bajo la Gracia de Dios.