Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. Proverbios 3:5-6
No se si existe una sensación mas agobiante que el encontrarte perdido, recuerdo que estaba llegando a Haití, un país con un idioma diferente y una cultura totalmente opuesta, al subirme al taxi que me llevaría al hotel, el chofer no me entendía, pero el ya había comenzado a avanzar, luego me hizo un gesto como diciendo ya te entendí, pero entre más avanzaba sentía que menos probabilidades tenia de llegar al hotel, nos metimos por calles que lo que menos parecían eran eso calles, a cada dos minutos le repetía el nombre del hotel, hasta se lo escribí, pero el solo me veía como diciendo todo esta bien o era lo que yo imaginaba que decía, nunca me había sentido en una situación así, entonces después de 25 minutos de sentirme totalmente perdido, donde no sabia si iba a salir con bien, llegamos por fin a una calle que si lo parecía y justo allí estaba la entrada del hotel, al llegar y contarle a la persona que estaba en recepción la travesía que sentía acabada de pasar me dijo, es normal sentirse perdido para los extranjeros en este país, los taxis no toman las rutas tradicionales, sino se meten por extravíos y eso le da la sensación a uno de estar perdido y sentirse inseguro, al ver mi cara de tensión dijo, pero son confiables así que ni se preocupe, en serio si me conoces crees que no me preocuparía, a mi me gusta que todo sea planificado, que todo sea a tiempo, que no quede nada al azar sino ver hasta el ultimo detalle, yo por supuesto no iba a correr el riesgo de volverme a subir a un taxi durante toda mi estadía, gracias a Dios la empresa que me había mandado a traer, dispuso una persona para que me llevara a todos los lugares, porque te cuento esta anécdota, porque Dios se parece a ese chofer del taxi, si como lo lees, a veces nos lleva por lugares que no conocemos y que ni siquiera nuestro prójimo o nuestro líder conoce, Dios espera que confiemos en él, te aseguro que el taxista se divertía al ver mi cara de susto, de duda y de súplica, porque el sabia perfectamente que me iba a llevar seguro al destino, el que no lo entendía era yo, porque me dejaba llevar por la apariencia de las calles y la falta de entendimiento entre nuestro idiomas, sabes un cristiano no es muy distinto, nos asustamos de los planes de Dios, de pronto cuando nosotros decimos que vamos por una dirección, sale el Señor y nos lleva en otra totalmente distinta, nos traslada a ambientes que para nosotros parecen no ser los mejores, pero para Dios solo son parte del camino hacia su propósito, allí es donde nos sentimos perdidos, nuestra lógica no trabaja tan rápido como la lógica de Dios, pensamos que de esta no salimos y Dios está diciendo confía yo tengo el control, pensamos que todo se termino y llega Dios a sorprendernos una vez más, pensamos que es tiempo de darnos por vencidos y llega Dios a decirnos estas a un paso de conseguirlo, es que el camino nunca será como lo imaginamos, será como Dios lo diseño y pues si eso nos hace sentir perdidos, es porque somos sacudidos de nuestro confort, pero en ese momento debemos tener la certeza que Dios nos llevara al punto de cumplir su propósito, la segunda vez que fui a Haití todo cambio, nunca desconfié del taxista, veía de nuevo esos callejones, pero como ya conocía el recorrido me sentí a gusto, sabes talvez Dios nos cambie el recorrido todos los días o los años, pero nosotros si logramos mantenernos en comunión con Él, vamos a sentirnos seguros porque sabremos que estamos en las mejores manos, las manos de nuestro Dios.
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