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AUTORIDAD

 

Cuando Jesús terminó de decir estas cosas las multitudes se asombraron de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la ley. Mateo 7:28-29 NVI

Me encantan estos dos versículos porque resumen lo que era escuchar una predica de Jesús, siempre lo he comentado, como me hubiera gustado escucharlo predicar, no se si tu te imaginas lo que sería, posiblemente no era el más guapo, no era el más elocuente, el mejor vestido o el que tenia una mega iglesia, pero lo que si podemos estar seguros era el que estaba mejor preparado y por lo mismo tenia una gran autoridad al hablar, Jesús impactaba por sus palabras, pero impactaba más por sus actos, el tenia la capacidad de acercarse a todos sin juzgar, el sabia exactamente cuál era su misión y por eso no desperdició el tiempo en cosas tan banales como las críticas, siempre vivía buscando el momento adecuado para hablar y dejar una enseñanza, Jesús sería lo que hoy llamaríamos relevante o disruptivo, algo que definitivamente hoy la iglesia ha olvidado ser, todo porque lo que predicamos, lo hacemos sin la autoridad requerida, porque hoy nuestros actos son mas fuertes que nuestras palabras y mientras en las iglesias no hayan personas con el corazón dispuesto y correcto para la unción, no vamos a encontrar esa autoridad que si demostraba Jesús, por eso me encantan estos versículos, porque al final hablan de lo que vivía la iglesia organizada en ese tiempo, los maestros de la ley no tenían autoridad sobre lo que decían y es que uno pierde autoridad cuando creemos que la palabra aplica para los demás, menos para nosotros, recuerdo que un día un líder de una iglesia me llamo para decirme que tipo de disciplina debía ponerle a una señorita que había cometido un error, por supuesto le dije que lo que tenia que hacer era hablar con ella, con sus padres, pero que no debía castigarla, porque para eso no era la iglesia, que lo mejor era hablar con sus padres, con el tiempo supe que efectivamente le habían aplicado disciplina, le habían quitado todos sus privilegios, la habían señalado públicamente y todas las personas de esa iglesia sabían con exactitud que había hecho, por supuesto la señorita se fue de la iglesia dolida y avergonzada, por lo mismo esa no era la solución a los 6 meses la hija de este líder cometió exactamente el mismo error que aquella señorita, contrario a la llamada anterior, esta vez me llamo para que lo ayudara aconsejándolo como encubrir lo que había hecho su hija, por supuesto me negué y le recordé lo que injustamente había hecho con aquella señorita, él inmediatamente me recordó que esto era diferente, ella no era mi hija me dijo, le tuve que recordar que el había olvidado que tanto esa señorita como su hija eran hijas de Dios, por supuesto este líder perdió toda credibilidad hasta el día de hoy, cada vez que sube a predicar, las personas debaten si tiene la autoridad para enseñar lo que predica, desafortunadamente este líder nunca comprendió, que hoy gritan mas fuerte nuestros actos, que nuestras palabras, pero no creas que esto solo aplica para los líderes, hace un tiempo fui a la casa de un joven que no quería ir a la iglesia, la mamá me había llamado para pedir ayuda, cuando hable con aquel joven, me señalo a un miembro de la iglesia que le debía dinero a el y a sus amigos de clase y siempre andaba mintiendo, entonces cuando él lo vio dentro de la iglesia sirviendo, decidió salirse porque no era justo que fuera una persona en la iglesia y otra en el colegio, convencí a este joven de que regresara a la iglesia, pero vi el efecto que puede tener una persona que no tiene autoridad, porque sus actos en lugar de atraer, distancian a otros, era exactamente lo que pasaba en la iglesia en los tiempos de Jesús, no digo que en la iglesia deben haber personas perfectas, porque nadie lo es, pero tampoco podemos ocultarnos detrás de este enunciado para no poner en practica la palabra de Dios en nuestras vidas, es tiempo de analizarnos y preguntarnos ¿tenemos autoridad? o ¿Hace cuanto la perdimos?.


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