'Un día Eliseo fue a Sunén, donde vivía una mujer importante. Ella insistió en que Eliseo se quedara a comer en su casa. Así que cada vez que Eliseo pasaba por aquel lugar se detenía para comer ahí. La mujer le dijo a su esposo: —Mira, tú sabes que Eliseo es un hombre santo de Dios y que siempre pasa por nuestra casa. Por favor, hagámosle un cuarto en la planta alta. Pongámosle una cama en el cuarto con una mesita, una silla y una lámpara. Entonces, cuando se hospede en nuestra casa podrá tener su propio cuarto. ' 2 Reyes 4:8-10 PDT
No se si has tenido una mala experiencia al visitar a un amigo o un familiar, no hay nada por lo menos para mí, mas feo que una casa desarreglada o sucia, pero es peor aun cuando los mismos de la casa no tienen la educación adecuada para atenderlo a uno, eso es fatal, hace tiempo cuando éramos novios con mi esposa, ella me insistió en ir a la casa de una amiga de ella, que le había pedido que la acompañáramos a almorzar, después de recorrer bastante camino, logramos llegar a la casa de esta amiga, la primera sorpresa fue que la casa era un caos y por supuesto desde ese momento, imagine lo que me esperaba a continuación, cuando nos estaban sirviendo la comida, llevaron un pichel de fresco, de pronto un niño que estaba jugando en la tierra, se pone a jugar con su carro sobre la mesa del comedor y no me preguntes porque, pero se le fue el carro dentro del fresco, el niño sin ningún problema metió su mano en el fresco para sacar su carro, según yo su familia le iba a decir algo, o bien nos iban a cambiar el fresco, por supuesto tal como lo imaginas no sucedió ni lo uno ni lo otro, si me conoces para este instante sabes lo incomodo que me encontraba, no digamos cuando nos sirvieron la comida, pero eso lo dejaremos para otro devocional, solo te puedo decir que mi esposa en ese entonces novia, al salir de esa casa me pidió disculpas por lo que acabábamos de vivir y me invito a comer en otro lugar, hoy precisamente Dios me recordaba lo incomodo y hasta relativamente ofendido que me sentí en esa casa, a la vez que imaginaba cuantas veces Dios ha encontrado nuestra vida en la misma situación, cuantas veces hemos hecho sentir incomodo al Espíritu Santo en nuestra vida, cuantas veces encontró contaminación por el rencor, odio, contienda, ira, mentira, infidelidad, rivalidad, cuantas veces encontró todo ese desastre en nuestra vida, cuantas veces se sintió incomodo ante la falta de fe, ante el descuido de la palabra de Dios, ante la búsqueda de Dios por un interés en particular, ante un reclamo fuera de lugar, como cristianos a veces pensamos que tenemos derecho a tener estos sentimientos o estos momentos, pero no nos damos cuenta del ambiente que estamos generando para el Espíritu Santo, es por eso que debemos de esforzarnos todos los días, no cada domingo, no cada sábado, no un día si y otro no, sino todos los días en arreglar la casa de Dios, que es nuestra vida, allí donde habita el Espíritu Santo, todos los días debemos de hacer limpieza de esas cosas que inevitablemente vamos a recibir, es como cuando en tu casa, tu mamá o tu acaban de limpiar, pero por accidente algún hijo o sobrino derrama algún líquido, aun cuando nos molestemos por esa acción nos toca volver a limpiar, no seamos como aquellos que ven la suciedad y esperan que por arte de magia se desaparezca, siempre mantengamos un ambiente adecuado, para que el Espíritu Santo se sienta a gusto en nuestras vidas, seamos como esa mujer que deseaba que Eliseo tuviera un lugar donde descansar, un lugar para habitar en su casa y así poder pasar más tiempo con ellos, que diferentes seriamos, si realmente pensáramos mas en el Espíritu Santo y mucho menos en las diferencias que podamos tener con otros, así que hoy es día de arreglar la casa, hoy es día de limpiar lo que tanto tiempo hemos guardado, porque eso hará una enorme diferencia en nuestra relación con Dios.
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