UNA REVOLUCIÓN DE AMOR

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:39 

Es interesante pero cada vez que tengo la oportunidad de salir de mi casa en estos días, me doy cuenta que como sociedad estamos dejando mucho que desear, que pareciera que estamos haciendo todo lo contrario, a lo que designan los principios bíblicos, ya no tenemos la misma capacidad de preocuparnos por los demás, solo tenemos tiempo y recursos para nosotros mismos y los nuestros, cada día vamos haciendo menos por las personas, no estoy diciendo que todo lo que hagas lo publiques en tus redes sociales, porque eso tampoco está bien, pero si debemos ser completamente honestos de que algo esta fallando en nuestro interior, salimos a los supermercados, pensando en que mas pedir para tener alimento en casa, pero no pensamos en el vecino o en la persona que vemos todos los días en el semáforo o tener algo para darle a algún anciano que esta luchando por sobrevivir, aquí en Guatemala fue bastante fuerte, ver como todos los beneficiados de un programa del gobierno salieron a cobrar ese beneficio como si no hubiera mañana, eso esta bien si tu realmente tienes necesidad, pero siendo francos y honestos muchos no tenían necesidad, si está bien que hayan sido beneficiados, es algo que el gobierno dio, pero en lugar de pensar en los demás, solo pensamos en salir en carrera, dejando hasta el ultimo lugar de la fila a los mas necesitados, a los que talvez si no podían cobrar ese beneficio no podían comer ese día, pero tu necesitabas ese dinero para comprar algo que no tenia nada que ver con tu sustento, basta con observar un poco las redes sociales, entiéndase que se necesita Internet para comentar en una red social, por lo que significa que tienes un móvil, al cual le compraste o le cargaste datos, es interesante, pero la gran mayoría quejándose, que no había dinero en el cajero, que el gobierno es una desgracia, perdón por la palabra pero así lo dicen y lo peor es que muchos son cristianos sino es que la gran mayoría, en lugar de estar agradecidos y que ese dinero seguro estará en su cuenta, solo que por salir en tromba todos, obviamente los cajeros no tenían disponibilidad, dime tu si eso se veía antes, recuerdo que mi mamá veía a alguien en necesidad y rápido me pedía algún plato desechable y le servía a la persona lo mismo que nosotros íbamos a almorzar, aun cuando nosotros no teníamos dinero, pero ella sabía que había sido bendecida con comida y no dudaba en compartirla, es extraño vivir en este tiempo viendo como los que aparentamos ser cristianos dejamos de amar al prójimo, de que sirve que dediquemos una hora o dos a ver el servicio en línea de nuestras iglesias, si la mayoría solo predica prosperidad, como tener fe, rompimientos, palabras proféticas, pero muy pocos llaman a ayudar al necesitado y bendecir al prójimo, no señores creo que hemos equivocado el mensaje, hoy mas que nunca la sociedad necesita a la iglesia, no a la organizada, sino como me decía un amigo ayer, necesita a la iglesia de la calle, aquellos que andan vendando a los heridos, aquellos que alimentan al hambriento, aquellos que le dan dignidad al olvidado, esa es la iglesia, dejemos de estar declarando que después de esto viene un avivamiento, solo para tener el ego de llenar los templos, el avivamiento es hoy, es para que en tu corazón arda el amar al prójimo y poder representar dignamente el mensaje de Jesucristo con tus actos, ya basta volvamos a preocuparnos unos por otros, dejemos de suponer que todos estamos bien y comencemos a ser una iglesia diferente, cuanto tiempo han perdido los grande hombres de Dios debatiendo como debería ser la iglesia en estos tiempos de pandemia, ¿cuál es la famosa revolución?, “estar en Internet” por favor eso es ridículo, la verdadera revolución de la iglesia es cuando dejemos de ver para adentro y comencemos a ver hacia afuera, es cuando comprendamos que hay mas dicha en dar que en recibir, por favor reaccionemos, levantemos una nueva iglesia, una revolución de amor por nuestro prójimo y demostremos que aun hoy se puede salvar la sociedad.