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TRAS LA VISION


Entonces el Señor me respondió, y dijo: Escribe la visión y grábala en tablas, para que corra el que la lea. Habacuc 2:2 LBLA 

Es muy fácil perder el objetivo, es muy fácil darnos por vencidos, es muy fácil relajarnos, hace muchos años escuche una entrevista a un campeón olímpico antes de participar en las olimpiadas, le preguntaban sobre que esperaba lograr, el lo dijo muy claramente, ganar, no solo participar sino ganar, el periodista algo contrariado por la respuesta le pregunta ¿Por qué? (Aclaro nos han enseñado que lo importante es participar), creo que por eso no esperaba una respuesta tan contundente, volviendo a la respuesta de este deportista, él le dice, sabes todo de lo que me he prohibido durante cuatro años, sabes cuanto sacrificio implico levantarse a entrenar durante 3 horas en la mañana y 3 horas en la tarde, sabes todo lo que significo dejar a mi familia para participar en las competencias de fogueo y calificación, si tan solo imaginaras todo ese sacrificio, comprenderías que lo único que vale la pena es la victoria, yo veía la cara de asombro del periodista, el cual solo atino a decirle suerte, por supuesto este hombre fue campeón olímpico, me impacto su respuesta, muchas veces como te digo nos han enseñado que lo importante es participar, si y muchas veces me has escuchado o has leído que para mi eso es mediocridad, se que a las personas no les gusta escuchar esa palabra, pero es la realidad, aquel que no se prepara para ser campeón, simplemente no lo será, aquel que no se esfuerza por ser campeón, simplemente no lo será, el que se prepara o mentaliza en participar, se conformara con cualquier lugar así sea el ultimo, la biblia esta llena de campeones, no de gente mediocre, los héroes de la fe fueron campeones, no personas mediocres, imagina a un Noe diciendo al Señor hice lo mejor que pude, pero como no era experto se esta hundiendo el arca, imagina a un Gedeón diciendo Señor me di por vencido al ver que me dejabas solo 300 hombres, imagina a un José pensando pues si prefiero a la mujer de Potifar antes que el propósito de Dios, imagina a una Ana si hubiera aceptado su esterilidad no hubiésemos conocido a un Samuel, imagina a un Eliseo temiendo ante la tropa siria que lo rodeaba, o a Moisés dándose por vencido frente al mar rojo o a Rut dándose la vuelta y abandonando a su suegra Noemí y así te puedo dar un montón de ejemplos, por eso me molesta mucho escuchar esa frase “lo importante es participar”, porque nos acostumbramos tanto a ese pensamiento y forma de vida, que la usamos para todo, para colocar un adorno todo mal alineado, para medio pintar la casa, para conformarnos en ser hijos mas o menos obedientes, para trabajar por lo que nos pagan, a servir porque hay que hacerlo, a predicar sin prepararnos, a utilizar un lenguaje religioso solo para ocultar nuestra falta de amor, pero sobre todo a vivir una vida cristiana totalmente mediocre, solo sirviéndole las sobras de nuestro tiempo a Dios, cuando en este momento, en el que disponemos de mas tiempo, es cuando más deberíamos de buscar de Dios, darle nuestro día, platicar con el sobre nuestros planes y alinearlos a Él, imaginarnos de nuevo en el templo sirviendo con excelencia, valorando a cada hermano que llega a ella, preparándonos para evangelizar a cuantos podamos, en el momento que nos autoricen salir, hay tanto que podríamos hacer con nuestro tiempo de ocio que hoy tenemos en abundancia, pero no lo estamos haciendo, porque perdimos de vista la visión, porque nos conformamos con la mediocridad y pensamos que Dios se debe de conformarse con esa mediocridad que tenemos hoy en nuestras vidas, es tiempo de que compitas con tu tiempo para ser el mejor seguidor de Jesucristo que puedas tu ser, no se trata de vencer al vecino, sino de vencerte a ti mismo, que salgas de este tiempo viviendo la mejor versión de tu cristianismo, que cuando salgas de este tiempo seas una flecha encendida, y no un pequeño leño que solo está a punto de apagarse, tú decides vivir en la mediocridad perdiendo la visión, o levantarte y prepararte para ser un campeón actual de la Fe.