Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza. Proverbios 14:23
Posiblemente hoy vemos que nada de lo que hagamos hará que la situación cambien, realmente estamos en una equivocación afirmando esto, ya que la misma palabra dice que todo esfuerzo tiene recompensa y que es el esfuerzo: es la energía que ponemos para hacer algo, eso quiere decir que constantemente debemos de estar haciendo algo, sí aunque estemos encerrados en la casa, podemos poner esfuerzo en nuestra misma casa, limpiando, pintando, haciendo algo diferente todos los días y si no es en la casa donde ponemos esfuerzo, pongamos esfuerzo en nosotros mismos, capacitándonos constantemente, se que he escrito y hablado de esto hasta la saciedad, pero creo que necesitamos escucharlo siempre, ya que es muy fácil caer en la rutina y eso lo único que hará es que dejemos de esforzarnos, sabes hoy venia a mí, la historia de un albañil que había trabajado mas de 20 años para su jefe, estaba tan acostumbrado a la rutina, que el día que su jefe le pidió construir una casa innovadora, con los mejores materiales de construcción y que lo hiciera en un gran terreno, el comenzó a pensar en que hacer, el primer pensamiento que tuvo fue, hagamos lo mismo o mejor hagámoslo con materiales baratos y de mala calidad, solo le damos una buena pintada para ocultar la mala calidad y no se dará cuenta el jefe, total es para alguno de su familia y este tipo nada agradece y así lo hizo, el jefe nunca llego a supervisar, porque confiaba en el criterio de aquel albañil, a los meses el jefe le pregunto al albañil, como vas con la obra, recuerda que debe ser una casa especial, con los mejores acabados, el albañil con un aire de mal humor le dijo ¡ya casi está!, en 15 días la entregamos, al cabo de los 15 días, efectivamente llego el dueño de la casa, ni siquiera entro a verla, confiaba tanto en su albañil, que al llegar solo bajo el vidrio de su carro y le pregunto ¿ya está terminada?, así es contesto el albañil, entonces él le extendió un folder donde se encontraba la escritura de aquella casa, le dijo es tuya, es mi agradecimiento por todos estos años de trabajo, arranco su carro y se fue, esperando que el albañil disfrutara con su familia de su casa, lo que no sabia aquel dueño de la empresa, es lo que había tramado el albañil, por supuesto ese hombre lloraba, no de agradecimiento, sino de cólera por no haberse esforzado en la construcción de aquella casa, tenia todo para tener la casa de sus sueños, pero su falta de esfuerzo, dedicación y esmero, hizo que esta casa dentro de unos meses le dé un montón de problemas, esta historia es muy conocida y seguramente tu la conoces, pero hoy cuando estaba por escribir este devocional venia a mi mente, ojala nunca fuéramos como ese albañil, pero muchos de nosotros somos como ese albañil, somos personas que están aburridas de siempre lo mismo, en un principio nos esforzábamos por agradar a Dios, pero poco a poco ese esfuerzo que poníamos en sus asuntos cambio radicalmente, solo seguimos con la costumbre de buscarlo pero solo por rutina, no por renovación y que golpe mortal nos pegó este encierro en el que nos encontramos, caímos en una rutina de estar todo el día en las redes sociales, nos olvidamos de las personas de la iglesia, ni siquiera nos arreglamos, estamos todo el día quejándonos constantemente ¿hasta cuando terminara esto?, ni siquiera hacemos el esfuerzo por abrir la biblia, menos aún para orar y que decir nada de prepararnos conforme a las palabras que tenemos de parte de Dios, pues ojala no nos pase como ese albañil, que al finalizar esta temporada, no estemos preparados para recibir lo que Dios tiene planeado darnos, porque entonces si solamente de nosotros será la culpa el desperdiciar nuestro tiempo, por eso es que debes esforzarte todos los días, cada instante, es mejor irse a dormir, cansado, agotado, adolorido a causa del esfuerzo realizado, que irse a dormir porque estas aburrido.