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CONFÍA


Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Isaías 43:2 

Si alguien me hubiera dicho a mis 12 años que algún día iba a tener una esposa, dos hijos, un trabajo y un llamado de parte de Dios, jamás lo hubiera creído, en ese momento sentía que me moría, sentía que no había salida, todas las noches tenia que escuchar a mi mamá llorando a causa del abandono de mi papá, tenia que ver como ella hacia todo lo posible por conseguir el alimento del día, tenia que soportar humillaciones no solo de los amigos, sino de la familia también, tenia que aguantar las burlas de mis compañeros de colegio al ver mis zapatos rotos, pero por más que deseaba con todas mis fuerzas que la situación cambiara, no podía cambiarla, solo me tocaba hacer lo que debía hacer, era consolar y ayudar a mi mamá, cuidar a mi hermano menor y darle gracias a Dios por los alimentos que había conseguido mi mamá en el día, guardar silencio ante la escasez y vivir un día a la vez, como le dices a un adolescente de 12 años que todo estará bien o que Dios esta en control de todo, olvídate nadie en su sano juicio haría tal declaración, pero 28 años después puedo decir que todo estaba bajo control, que si hubiese en ese momento tenido la certeza y la Fe en Dios definitivamente mi felicidad no se hubiera convertido en amargura, mi dolor en una carga y por supuesto mi esperanza en tristeza, sabes te hablo hoy de esto, porque hoy no solo yo, sino todos nos encontramos en una situación parecida, pareciera que el presente nos acecha, que no habrá mañana, solo estamos esperando lo peor, algunos con la incertidumbre de cuando nos dan la noticia que todos nuestros miedos se hicieron realidad, que perdimos el trabajo a causa de este virus, que no sabemos si mañana encontraremos comida, o si lo mucho o poco que ganamos, nos va alcanzar para cubrir los alimentos del siguiente día, o si el negocio que con tanta ilusión abrimos, va a sobrevivir a este instante, pensamos si tendremos para pagar el colegio el próximo mes y que decir, las vacaciones serán inexistentes este año, pareciera que todo se terminó, escuchas en las noticias y a los expertos decir que todo cambio, que ya nada será igual, que lo peor aun no lo hemos visto, sales en la mañana y solo miras personas tristes, decaídas, una ciudad dormida, sin transporte y con pánico, pero sabes aunque te cueste creerlo saldremos adelante, no porque te lo dice el que escribe, sino porque esta en la palabra de Dios, aunque sea el peor momento, lo pasaremos, aun cuando estemos con la ultima moneda en la bolsa, encontraremos provisión, aun cuando a nosotros, o a un familiar le afecte la enfermedad, hallaremos la Fe para creer en la sanidad, Dios nos garantiza, que de esto saldremos, no importa lo turbulento o terrible que parezca, Dios nos hace la promesa que el estará con nosotros, si como lo estuvo con ese niño de 12 años, así de indefensos nos podemos sentir, pero su promesa nos debe ayudar a confiar, no es tiempo de diluir nuestra Fe, es el momento de levantar una palabra de Fe, una acción de Fe, un periodo de Fe y una oración de Fe, es que el ingrediente que nos sacara de este bache es la FE, no en un hombre, no en una predica, no en una frase, no en un consejo, sino la FE en nuestro Dios, en tener la certeza de que Él no miente, Él nos promete estar con nosotros en medio de las aguas, en medio del fuego y sacarnos adelante, no seas parte del pesimismo, no seas parte de los que se esperan lo peor, mejor ora, se prudente, atiende las recomendaciones, pero sobre todo inyecta FE a tu vida y la de tu familia, es momento de levantar las dosis de FE que teníamos en reserva y utilizarla, porque Dios se agrada en los que en Él confían y seguramente tu al igual que aquel niño de 12 años, veraz con los años, que en este momento de incertidumbre Dios también estuvo en control y que la historia de tu vida aun continuara para ti y toda tu familia.